martes, 22 de octubre de 2013

LO MAS SOBRESALIENTE DEL 2013



WAXT’A COMUNITARIA EN EL COLEGIO LUIS ESPINAL DE COLLPANI EN SU SEGUNDA VERSIÓN

Fotos de La Waxta primera versiónLa mañana del viernes 30 de agosto del 2013, la Unidad Educativa Luis Espinal de Collpani de la urbanización Cosmos 79 de la ciudad de El Alto, La Paz, amaneció envuelto en un albo poncho de nieve que contrastaba con los aguayos y banderas multicolores que daban la bienvenida a los invitados y al sacerdote andino, era el día de la Waxt’a.
Don Calixto Quispe Huanca Sacerdote de la cosmovisión andina, nacido en Ankoraymes, estuvo encargado de realizar el ritual ancestral de la ofrenda a la Madre Tierra.
Dicho sacerdote andino explicó que en la cosmovisión aymara todo lo existente tiene vida por tanto todo tiene su ajayu. Remarcó claramente que los seres humanos sólo somos una parte de la naturaleza y que vivimos en ella en igualdad y complementariedad. Por eso antes de comenzar la ceremonia él pidió permiso, respetuosamente, a la Pachamama; para esto se valió de un puñado de coca que lo enterró a su derecha y de un poco de alcohol que lo esparció a su izquierda.
El sacerdote hizo participar en la preparación de la “mesa”, alimento espiritual para el ajayu de la Tierra, a toda la comunidad educativa presente. Para esto, extendió un tari de lana de oveja cual si fuera un mantel. Luego invitó a una pareja de padres de familia para que le ayudase. La mujer esparció un círculo de lana blanca de llama, otra capa circular de q’uwa a modo de cama y luego los invitados depositaron cuatro hojitas de coca cada uno, formando otro círculo superpuesto. El Yatiti puso al centro una torre de dulce parecido a un obelisco que servía para entrar en comunión con el Alajpacha. Luego puso un poco de grasa animal llamado untu en señal de austeridad; acto seguido repartió a todos los invitados dos dulces de diferentes formas y colores llamados misterios, los más grandes y a colores, se los dieron a los directores, a las hermanas y a la Junta Escolar. Pidió a cada uno sujetara los misterios con ambas manos y expresara buenos deseos para la comunidad junto a su compromiso de trabajar por ellos. Acto seguido los depositaron sobre la mesa y un grupo de tawaqus adornó todo con lanitas multicolores en señal la alegría.
Finalmente el sacerdote puso el sullu, un feto disecado de llama blanca, todo aquello fue cubierto con mixturas de papel color oro y plata brillantes. Entre cuatro señoras levantaron la mesa, se lo entregaron al Yatiri y éste lo depositó sobre la pira del altar hecho le leña. El sacerdote continuó esparciendo alcohol y vino alrededor de la hoguera dialogando con los ajayus en lengua aymara, los presentes imitaron también esa acción.
Las llamas consumieron rápidamente la mesa y se hoyó un crepitar de leños antes de reducirse todo a cenizas blancas que según el sacerdote era de muy buena señal    
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Como cierre del acto estudiantes de secundaria interpretaron melodías ceremoniales, todo era alegría, festejo, abrazos y buenos deseos.
Por último se compartió el apthaphi, comida tradicional comunitaria compuesta de chuño, papa, mote, huevos y otros alimentos propios de la región. Ninguno quedó sin servirse un poco de todo cuanto allí había.
Hugo Ramos  

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