lunes, 30 de diciembre de 2013

PROYECTO SOCIOCOMUNITARIO PRODUCTIVO DE LA UNIDAD EDUCATIVA



Proyecto Socio Productivo Comunitario:



CUIDEMOS NUESTRA MADRE TIERRA REGENERANDO SUS PULMONES PARA UNA VIDA SANA Y LIMPIA. Nota 7



La tarde del lunes 18, la UE Luis Espinal de Collpani abrió sus puertas a la junta de vecinos de la zona, policía comunitaria, parroquia, comerciantes, y otras organizaciones e instituciones, para elaborar de manera participativa el plan de acción del Proyecto Socio Productivo (PSP), establecido en la Ley de Educación Avelino Siñani y Elizardo Pérez.

En consenso se definió trabajar la reforestación de la zona a través de una campaña intensa donde la participación de la comunidad será fundamental.

La policía comunitaria se sumará a la iniciativa conformando brigadas verdes que sensibilizarán a la población. Por su parte el párroco de la zona se comprometió también a realizar el mismo trabajo de sensibilización en las celebraciones que se desarrollen durante la gestión, además de elaborar mensajes y difundirlos con voluntarios que se sumen a la campaña.

Hugo Ramos, director de primaria del establecimiento, indicó que las alianzas son vitales para que estas iniciativas tengan éxito y así dar respuesta a las necesidades y demandas sociales y productivas de la comunidad.

La Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación, se siente parte de este Proyecto Socio Productivo Comunitario, comprometiéndose a difundir y socializar información sobre las importantes actividades y resultados que se generen a partir del proyecto.

Fuente: Fe y Alegría

martes, 22 de octubre de 2013

MOVILIZACIÓN EN DEFENSA DE LA MADRE TIERRA



DOS MILLARES DE ALMAS CON FE Y ALEGRÍA SE APODERAN DE LAS CALLES ALTEÑAS PARA PEDIR VIDA LIMPIA Y SANA

De acuerdo al Proyecto Socioproductivo de la Unidad Educativa “Luis Espinal de Collpani” de Fe y Alegría, la mañana del miércoles 20 de marzo cerca a dos mil estudiantes de los niveles inicial, primaria y secundaria , más de un centenar de padres y madres de familia, ochenta profesores y profesoras, dos patrullas del PAC y del 110 ganaron las calles y avenidas de la Urbanización Cosmos 79 de la Ciudad de El Alto pidiendo a voz en cuello  cuidar nuestra  Madre Tierra, regenerar sus pulmones y tener una vida limpia y sana.

Esa iniciativa comunitaria responde al Plan de Acción de transformación social que busca en primera instancia concienciar y sensibilizar a los vecinos y vecinas de Collpani y zonas aledañas acerca del perjuicio que genera la cantidad de basura tirada en la calle y la ausencia casi total de árboles en casas, plazas y avenidas de la Urbanización.
En entrevista con los protagonistas de esta movilización ecológica nos enteramos que esta actividad fue planificada y preparada con muchas semanas de anticipación.  Para ese cometido indican, que se lograron consensos con instituciones como la Alcaldía, la Policía, la Parroquia, la Junta Escolar, docentes, Hermanas de la Caridad de Santa Ana y Estudiantes y Padres de Familia.

Menudo trabajo tuvieron Madres y Padres de familia de los niveles inicial y primario al elaborar los carteles, el vestuario de material reciclado y hacerles practicar a los niños y niñas estribillos referidos a la conservación del medio ambiente.

Sin duda valió la pena puesto que, en la jornada, se percibió el compromiso de la comunidad educativa que hizo suyo los propósitos del proyecto y no escatimó en gastos para que esta actividad tuviera el brillo y efecto alcanzado.

 HUGO RAMOS

LO MAS SOBRESALIENTE DEL 2013



WAXT’A COMUNITARIA EN EL COLEGIO LUIS ESPINAL DE COLLPANI EN SU SEGUNDA VERSIÓN

Fotos de La Waxta primera versiónLa mañana del viernes 30 de agosto del 2013, la Unidad Educativa Luis Espinal de Collpani de la urbanización Cosmos 79 de la ciudad de El Alto, La Paz, amaneció envuelto en un albo poncho de nieve que contrastaba con los aguayos y banderas multicolores que daban la bienvenida a los invitados y al sacerdote andino, era el día de la Waxt’a.
Don Calixto Quispe Huanca Sacerdote de la cosmovisión andina, nacido en Ankoraymes, estuvo encargado de realizar el ritual ancestral de la ofrenda a la Madre Tierra.
Dicho sacerdote andino explicó que en la cosmovisión aymara todo lo existente tiene vida por tanto todo tiene su ajayu. Remarcó claramente que los seres humanos sólo somos una parte de la naturaleza y que vivimos en ella en igualdad y complementariedad. Por eso antes de comenzar la ceremonia él pidió permiso, respetuosamente, a la Pachamama; para esto se valió de un puñado de coca que lo enterró a su derecha y de un poco de alcohol que lo esparció a su izquierda.
El sacerdote hizo participar en la preparación de la “mesa”, alimento espiritual para el ajayu de la Tierra, a toda la comunidad educativa presente. Para esto, extendió un tari de lana de oveja cual si fuera un mantel. Luego invitó a una pareja de padres de familia para que le ayudase. La mujer esparció un círculo de lana blanca de llama, otra capa circular de q’uwa a modo de cama y luego los invitados depositaron cuatro hojitas de coca cada uno, formando otro círculo superpuesto. El Yatiti puso al centro una torre de dulce parecido a un obelisco que servía para entrar en comunión con el Alajpacha. Luego puso un poco de grasa animal llamado untu en señal de austeridad; acto seguido repartió a todos los invitados dos dulces de diferentes formas y colores llamados misterios, los más grandes y a colores, se los dieron a los directores, a las hermanas y a la Junta Escolar. Pidió a cada uno sujetara los misterios con ambas manos y expresara buenos deseos para la comunidad junto a su compromiso de trabajar por ellos. Acto seguido los depositaron sobre la mesa y un grupo de tawaqus adornó todo con lanitas multicolores en señal la alegría.
Finalmente el sacerdote puso el sullu, un feto disecado de llama blanca, todo aquello fue cubierto con mixturas de papel color oro y plata brillantes. Entre cuatro señoras levantaron la mesa, se lo entregaron al Yatiri y éste lo depositó sobre la pira del altar hecho le leña. El sacerdote continuó esparciendo alcohol y vino alrededor de la hoguera dialogando con los ajayus en lengua aymara, los presentes imitaron también esa acción.
Las llamas consumieron rápidamente la mesa y se hoyó un crepitar de leños antes de reducirse todo a cenizas blancas que según el sacerdote era de muy buena señal    
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Como cierre del acto estudiantes de secundaria interpretaron melodías ceremoniales, todo era alegría, festejo, abrazos y buenos deseos.
Por último se compartió el apthaphi, comida tradicional comunitaria compuesta de chuño, papa, mote, huevos y otros alimentos propios de la región. Ninguno quedó sin servirse un poco de todo cuanto allí había.
Hugo Ramos