WAXT’A
COMUNITARIA EN EL COLEGIO LUIS ESPINAL DE COLLPANI EN SU SEGUNDA VERSIÓN
Fotos de La Waxta primera versiónLa mañana del viernes 30 de agosto del 2013, la Unidad
Educativa Luis Espinal de Collpani de la urbanización Cosmos 79 de la ciudad de
El Alto, La Paz, amaneció envuelto en un albo poncho de nieve que contrastaba
con los aguayos y banderas multicolores que daban la bienvenida a los invitados
y al sacerdote andino, era el día de la Waxt’a.
Don Calixto Quispe Huanca Sacerdote de la cosmovisión
andina, nacido en Ankoraymes, estuvo encargado de realizar el ritual ancestral
de la ofrenda a la Madre Tierra.
Dicho sacerdote andino explicó que en la cosmovisión aymara
todo lo existente tiene vida por tanto todo tiene su ajayu. Remarcó claramente
que los seres humanos sólo somos una parte de la naturaleza y que vivimos en ella
en igualdad y complementariedad. Por eso antes de comenzar la ceremonia él
pidió permiso, respetuosamente, a la Pachamama; para esto se valió de un puñado
de coca que lo enterró a su derecha y de un poco de alcohol que lo esparció a
su izquierda.
El sacerdote hizo participar en la preparación de la “mesa”, alimento espiritual para el
ajayu de la Tierra, a toda la comunidad educativa presente. Para esto, extendió
un tari de lana de oveja cual si fuera un mantel. Luego invitó a una pareja de
padres de familia para que le ayudase. La mujer esparció un círculo de lana
blanca de llama, otra capa circular de q’uwa a modo de cama y luego los
invitados depositaron cuatro hojitas de coca cada uno, formando otro círculo superpuesto.
El Yatiti puso al centro una torre de dulce parecido a un obelisco que servía
para entrar en comunión con el Alajpacha. Luego puso un poco de grasa animal
llamado untu en señal de austeridad; acto seguido repartió a todos los
invitados dos dulces de diferentes formas y colores llamados misterios, los más
grandes y a colores, se los dieron a los directores, a las hermanas y a la
Junta Escolar. Pidió a cada uno sujetara los misterios con ambas manos y
expresara buenos deseos para la comunidad junto a su compromiso de trabajar por
ellos. Acto seguido los depositaron sobre la mesa y un grupo de tawaqus adornó
todo con lanitas multicolores en señal la alegría.
Finalmente el sacerdote puso el sullu, un feto disecado
de llama blanca, todo aquello fue cubierto con mixturas de papel color oro y
plata brillantes. Entre cuatro señoras levantaron la mesa, se lo entregaron al
Yatiri y éste lo depositó sobre la pira del altar hecho le leña. El sacerdote continuó
esparciendo alcohol y vino alrededor de la hoguera dialogando con los ajayus en
lengua aymara, los presentes imitaron también esa acción.
Las llamas consumieron rápidamente la mesa y se hoyó un
crepitar de leños antes de reducirse todo a cenizas blancas que según el
sacerdote era de muy buena señal
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Como cierre del acto estudiantes de secundaria interpretaron
melodías ceremoniales, todo era alegría, festejo, abrazos y buenos deseos.
Por último se compartió el apthaphi, comida tradicional
comunitaria compuesta de chuño, papa, mote, huevos y otros alimentos propios de
la región. Ninguno quedó sin servirse un poco de todo cuanto allí había.
Hugo Ramos